Espiando al millonario

Su futuro dependía de ganarse su confianza y no enamorarse de él.
Tras haber sido falsamente acusada de malversación de fondos, Tami Wilson, para demostrar su inocencia, se vio forzada a espiar a su nuevo jefe, Keaton Richmond, el mismo hombre, tremendamente atractivo, que la había llevado a pasar unos días en plena naturaleza para un retiro corporativo... y que después la tentó a rendirse a la abrasadora química que bullía entre los dos. Pero -cómo podría seguir adelante con su plan si se enamoraba de él?

Hija de inmigrantes holandeses y nacida en Nueva Zelanda, Yvonne Lindsay siempre sintió una profunda fascinación por la escritura. Era una voraz lectora que comenzó a leer novela romántica cuando tenía trece años debido a que una vecina se las prestaba. Con 15 años se creyó capaz de escribir su primera novela romántica; un tremendo esfuerzo que acabó en la papelera.
Tras muchos borradores, años, trabajos de secretariado, representante de ventas, un repentino matrimonio con su príncipe azul con el que comparte dos hijos, Yvonne oyó hablar de la escritora de Mills & Boon Susan Napier, quien daba charlas a un grupo local de escritoras. Susan formaba parte de la Asociación de Escritoras de Novela Romántica en Nueva Zelanda. Al principio, Yvonne no podría creer que existiera un grupo para personas como ella, pero después de un año se armó de valor y decidió formar parte de aquel grupo. Esto le dio la oportunidad de encontrarse con otras personas con los mismos sueños y aspiraciones que ella.
Finalmente supo que para ser una escritora había que terminar el libro. Después de trece años de propuestas y rechazos, Yvonne vendió su primera novela a Harlequin. Ivonne sigue siendo una fiel creyente del poder de amor y del romanticismo en todos los aspectos de la vida.