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Una brutal radiografía del siglo XX peruano, un tributo conmovedor a la tarea crucial de los maestros y una carta rabiosa de amor a la madre
«Una bellísima meditación sobre la memoria y el paso del tiempo, escrita con las emociones en la piel y, al mismo tiempo, con algo que sólo puedo llamar sabiduría. Gamboa es un novelista de una rara sensibilidad». —Juan Gabriel Vásquez
«Ese había sido mi principio. Yo era hijo de esa herida».
Un hombre de treinta y tres años regresa a su país, el Perú, sintiéndose un náufrago: no tiene pareja, amigos, capital ni trabajo, y tampoco la menor idea de hacia dónde dirigir su vida; solo ha atinado a refugiarse en casa de su madre en el barrio de su infancia, de donde salió años antes jurando que jamás volvería.
El retorno supone un viaje a las luces y sombras de la memoria. Así, la aparición de un amigo del pasado, y con él la profesora que les enseñó a leer y escribir, produce un torbellino de revelaciones dolorosas que irá desatando su nudo interior: los fantasmas del origen, el terror del país en el que creció, la experiencia de la precariedad en la escuela pública, y más allá, los padecimientos de la vida rural andina y el descubrimiento de las brechas sociales y raciales.
El principio del mundo es un tratado adolorido de la memoria personal y familiar, una brutal radiografía del siglo XX peruano, pero también un tributo conmovedor a la tarea crucial de los maestros y una carta rabiosa y desesperada de amor a la madre. Con esta obra ambiciosa y compleja, Jeremías Gamboa expande su universo personal y rinde un homenaje de excepción a la novela latinoamericana como instrumento para nombrar la realidad.
Jeremías Gamboa